...Estaba a la mitad de su delineado de ojos
con un lápiz rojo, para según ella disimular
su color anormal a causa de tantas drogas
que fluían por sus venas.
Llevaba despierta una hora,
aún no salia el sol, pero no importaba,
donde se encontraba nada importaba,
era una burbuja.
Ella era la nueva, la recién llegada de la noche anterior,
así que era evidente que quienes pudieran controlar su mirada,
la fijaran en ella.
Sabía muy bien que hacia allí,
había mentido durante días,
para que la sacaran del peor confinamiento existente,
sin sol, sin contacto con su realidad,
solo vagar entre otras vidas con efectos que
ella ya conocía.
Fue simple, solo tuvo que decir que estaba limpia,
que ella no tenía contacto con las drogas
y bueno, por su inventada y manipulada imagen infantil,
frágil y educada de cierto nivel, con buena familia,
decidieron creer en el engaño y bajarle la pena a su confinamiento,
y a que se cumplieran sus días en un mejor lugar.
Esta era una sala más común que la anterior,
su idea era pasar desapercibida y
cumplir con las normas para ser pronto liberada
y volver al caos anterior,
quizás sanar pero fuera de esta cárcel de cristal.
Aunque era inevitable que en las noches cuando estaba acostada,
con su maquillaje y su buena actuación en el cajón,
perdiera el control y pequeños lapsus
de locura y desesperación,
se le arrancaran de las manos y
lograba mostrar lo mal que estaba,
con su propio mar de lágrimas,
se caía el telón y ya no era mas
algo ficticio, simplemente era un poco
de su realidad.-
